HE VIVIDO TU PLAYA
Traigo las manos llenas
de azuladas neblinas con sabor a salitre.
Niebla densa del sueño, inalcanzable sueño,
el que aprisiono siempre entre todas mis cosas.
Y el azul de mis pasos sellaban con un nombre
la arena cristalina al son de mi costumbre.
Traigo los pies desnudos
como palomas frágiles cruzando los esteros
más dulces del camino. Un camino sembrado
de huellas que señalan tus rincones de lluvia.
La lluvia que comparto con la brisa que llega
e ilumina temprana mi cuenco derramado.
Traigo la voz sujeta
al día en sus comienzos grises,
y no quiero gastarla, porque la guardo ansiosa
para esparcir tu nombre por esta playa abierta
de frescas caracolas.
Ven, te necesito al lado,
pisaremos las aguas en su dulce cuidado
de finas transparencias,
descenderemos juntos hasta el final preciso.
Allá, bajo los arrecifes,
un castillo de sal nos abrirá sus puertas,
saciaremos en él un mundo de sirenas
de adolescentes juegos,
de joviales corales incendiados de amor,
y cabellos de algas danzarán por las olas.
Déjame que te sueñe por este mar tranquilo.
Si ya no lo deseas, pronúnciate bajito,
como un pulso de sal aprisionado y lento.
Y buscaré otros surcos de amadas latitudes,
y tal vez Alfonsina escuchará mi canto
y juntas buscaremos caracolas marinas.
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